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Pocas cosas son más castizas y madrileñas que El Rastro, un mercadillo callejero al aire libre de peculiar nombre que se celebra las mañanas de los domingos y días festivos en la calle Ribera de Curtidores, y calles aledañas (por la zona de Lavapiés-La Latina-Embajadores). Mercancías de todo tipo, objetos curiosos, anticuarios, etc. Y en los alrededores, tabernas y bares donde tomar el aperitivo y sentirte un madrileño más
El Rastro de Madrid se celebra todos los domingos y festivos y se ubica en el barrio de Embajadores donde cientos de puestos ambulantes se extienden en torno a la Plaza de Cascorro, la amplia calle Ribera de Curtidores (arteria principal, calle que, partiendo de la plaza de Cascorro desciende hacía el río Manzanares) y sus aledañas, hasta Ronda de Toledo y Embajadores.
Breve historia de El Rastro.-
Sobre el año de 1496, en la proximidad de la actual plaza de Cascorro, surge un matadero, 'El Matadero Viejo de la Villa'. Este mercadillo recibe el nombre de 'El Rastro' por el rastro que dejaban los terneros, que eran arrastrados desde el corral a los palos donde los degollaban.
En torno al Rastro se instalaron los talleres de oficios relacionados con el matadero, fundamentalmente los curtidores (de ahí el nombre de su vía principal), que utilizaban las pieles de las reses. Además de los curtidores, se instalaron aquí los zapateros de nuevo y de viejo. También las fábricas de velas, que entonces se confeccionaban con sebo o grasa de animal.
También, en torno al comienzo del siglo XIX, se asientan los ropavejeros o traperos. Posteriormente los quincalleros, los libreros de lance y los comerciantes de artículos usados. Por último, se instalan un poco más tarde, al final del XIX, los almonedistas o anticuarios.
Con el tiempo, el arroyo de las Tenerías que bajaba por la Ribera de Curtidores, se entubó y se pavimentó la calle principal del Rastro. La Plazuela del Rastro pasó a ser una plaza cuando se derribó una pequeña manzana de casas que había frente a la calle de Maldonadas a la que llamaban, con razón, 'el tapón del rastro'. Junto con el 'tapón' desaparecieron las calles de El Cuervo y de San Dámaso. Durante siglos esta plaza se llamó Plaza del Rastro, salvo un tiempo en que se llamó de Nicolás Salmerón en homenaje al ilustre político y filósofo.
En el siglo XX pasó a llamarse Plaza de Cascorro, en memoria de Eloy Gonzalo, soldado, natural de este barrio (criado en La Inclusa), que se hizo célebre en la guerra de Cuba al volar un polvorín en el pueblo de Cascorro. En el centro de la plaza, donde antes estuvo una cruz (la cruz del rastro), se levantó la estatua de Cascorro.
La práctica del regateo aún continúa en esta feria dominical de ropas y trastos viejos que es El Rastro. Entre los tipos populares de El Rastro, estaban los chulapos, las cigarreras de la próxima fábrica de Embajadores, los charlatanes que vendían crecepelos y elixires curalotodo, los soguillas o mozos de cuerda, los sacamuelas, los horteras recién llegados de la huerta, las gitanas, los guindillas (primeros policías municipales de Madrid) y un largo etcétera.
¿Qué se puede encontrar?-
En El Rastro puedes encontrar artículos difíciles de encontrar en las tiendas habituales: muebles vintage, objetos curiosos o de colección. Puestos con antigüedades, venta de segunda mano, libros antiguos, componentes electrónicos, ropa, complementos... y prácticamente todo lo que se te ocurra.
Aunque no existe una organización fija, normalmente los puestos suelen agruparse según el tipo de artículos o mercancía que comercialicen. Por ejemplo, la plaza del General Vara de Rey congrega un gran número de puestos de ropa de segunda mano o en las calles del Carnero y Carlos Arniches se venden libros viejos a precios de ocasión (perfecto para coleccionistas). La dinámica de este mercado es la compra-venta tradicional de un mercado ambulante, pero es posible regatear el precio.
Recuerdo de pequeño que todas las mañanas iba a El Rastro y bajaba hasta la plaza del Campillo del Mundo Nuevo, donde estaban los puestos de cambio de cromos. Estaba lleno de gente y decían que había muchos carteristas. Yo, tranquilo, pues si metían la mano en mi bolsillos solo podrían encontrar telarañas.
El otro 'Rastro' de Madrid.-
El famoso "Rastro" de Madrid en la zona de La Latina no es el único mercadillo que tiene lugar en Madrid cada domingo. Antiguamente en la calle había varios mercados al aire libre, y aunque en Madrid ya quedan pocos, el del barrio de Tetuán es un vestigio de lo que fue en su día una zona muy animada de comerciantes.
En el antiguo barrio de Tetuán de las Victorias los comerciantes se situaban principalmente a lo largo de la calle de Bravo Murillo y por la Glorieta de Cuatro Caminos. La otra zona de comerciantes era lo que actualmente se conoce como Marqués de Viana. Este mercado ha estado muy activo durante varios años hasta que, con fecha de 6 de febrero de 2005, fue trasladado a la Avenida de Asturias, muy cerca de la Plaza Castilla.
Hoy, cada domingo los comerciantes montan su mercadillo, muy similar al Rastro madrileño, pues en él encontrarás lo mismo: Desde artesanos que venden sus artículos hechos a mano, hasta chamarileros pasando por puestos de ropa, música, flores, souvenirs de Madrid e incluso fruta y verdura. Es más pequeño que el famoso "Rastro", pero también más barato y tiene además un sabor más popular.
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